EL MONTUBIO

EL MONTUBIO.- Ec. Campesino de la costa.

sábado, 9 de septiembre de 2017

EL PROCESO DE REFORMA AGRARIA EN LA COSTA ECUATORIANA; CAUSAS, CONSECUENCIAS Y SUS PROTAGONISTAS.

FUE EN EL MES DE JULIO…
Fue en julio, mes impar, en donde con suaves ventilaciones se despiertan tristemente recuerdos y añoranzas, que sicarios asesinaron en el cantón Daule a los valiosos dirigentes campesinos FRANCISCO ACOSTA MORÁN y JULIO RIVAS MÉNDEZ.
FRANCISCO ACOSTA, integrante de la cooperativa “Santa Mónica”, de la hacienda CLARISA, ubicada en el sitio Guanchichal, en la mañana del 29 de julio de 1.969, estaba con sus compañeros atrincherado en un pequeño muro de tierra, haciéndole frente a delincuentes asalariados de los propietarios de la hacienda, que trataban desalojarlos de sus habituales posesiones precarias. Los atacantes se escudaban en una manada de ganado vacuno, que habían introducido en los arrozales, para cobardemente tirar a matar. Algunas balas llegaron al dirigente, causándole la muerte. La desigualdad, no solo en la calidad, sino en la cantidad de las armas, hizo perder el combate a los campesinos.
Un año después, perturbando la tranquilidad de la tarde del 30 de julio de 1.970, en el recinto Belleza de la hacienda VICTORIA, surgieron sigilosamente entre los matorrales tres asesinos y dispararon con carabinas a JULIO RIVAS. Con las miradas perdidas saltaron sobre su cuerpo caído y le dieron de machetazos hasta descuartizarlo. El rostro del querido dirigente desapareció, se lo llevó la muerte enseguida. Era un montón de carne humana, mezclada con sangre caliente tendida en la tierra.
Francisco Acosta y Julio Rivas, nacieron en 1.927 y también murieron en el mes de julio. Coincidieron en el año de su nacimiento y también en el mes de su muerte. El mes de julio, se convirtió para los campesinos de la zona de DAULE, en el mes de sangre y de duelo.
ADOLFO TUTIVÉN LEÓN, Presidente de la Unión Regional de Cooperativas campesinas, URCIMA, manifestó respecto a estos hechos delictivos, las siguientes palabras: “…Ellos han caído allá y están como sembrados debajo de la tierra campesina. De nosotros depende que estas dos semillas, den frutos, den una gran cosecha de campesinos combatientes. Así los criminales aprenderán una enseñanza, que por cada campesino caído en la pelea, brotarán mil nuevos campesinos luchadores…”.  
Salitre, 12 de julio del 2017.
Dr. José Santos Ditto

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