Estampas profundas del montubio
Su
vida es una lucha constante, desde que se levantan a ordeñar hasta el
trasiego con los animales que tratan de abrirse paso entre caminos
anegados.
Cuando se habla de ellos solo se piensa en rodeo. O, en el peor de los casos, en esa parodia grotesca que se ve en la televisión ecuatoriana. Pero resulta que ellos son mucho más que eso. Pertenecen a una estirpe de luchadores que puede verse en zonas arroceras del Guayas, como Santa Lucía, Daule, Pedro Carbo, Salitre, Samborondón, Palestina y Vernaza, afrontando una serie de vicisitudes en el momento de la siembra, por el fuerte invierno. Su vida es una lucha constante, desde que se levantan a ordeñar hasta el trasiego con los animales que tratan de abrirse paso entre caminos anegados. La misión es llevarlos a ellos hacia las partes altas. Un ritmo ajeno al de las ciudades donde no solo se madruga sino que, a las 17:00, todo el mundo se recoge. Y así hasta la jornada siguiente.
Eduardo Escobar, fotógrafo con 30 años de experiencia. Jefe de Fotografía de diario El Telégrafo.
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