EL MONTUBIO

EL MONTUBIO.- Ec. Campesino de la costa.

sábado, 9 de septiembre de 2017

LA NARRACION ORAL Y UN CERRO DE CUENTOS



Victoria Guyón (de España), Omar Galván (de Argentina), Alberto Borja y Reinaldo Ruiz (de Colombia) son los cuatro invitados internacionales que participan desde hoy en el VI Encuentro Internacional de Narradores Orales, Un cerro de cuentos 2009.

La actividad es organizada por la Corporación Cultural Imaginario, que preside Ángela Arboleda, y se la concibe  como un homenaje a la oralidad montubia del país, especialmente de la provincia del Guayas.
En el escenario se verá a los cuentistas del cantón Salitre, a Pepe Carpio, Tulita Chávez y Gastón Freire, dirigidos por Raymundo Zambrano, productor de Un cerro de cuentos.
El encuentro durará una semana y  desde mañana su escenario será el Centro Cultural Simón Bolívar (antes MAAC, en el Malecón 2000).
Para hoy, a  las 16:00,  está previsto un paseo inaugural en el sector del barrio Cerro Santa Ana (frente a Plaza Colón), con la participación de  los invitados especiales. Luego, a  las 19:00, los cuenteros se congregarán  en la Plaza Colón para compartir de forma gratuita sus relatos con el público en general.
En el transcurso de la semana los narradores orales se presentarán en el antes MAAC Cine. Allí las entradas costarán $ 5 y todas las funciones se iniciarán a las 20:00.
Mañana se realizará un homenaje a la oralidad montubia del Guayas y el martes, un Cerrito de cuentos.  El miércoles subirá a escena  Alberto Borja;  el jueves y viernes el argentino Omar Galván y la española Victoria Guyón, respectivamente.
Para el sábado 29 de agosto, a las 19:00,  los niños tendrán su espacio con la puesta en escena de ‘Improcuentos’. Ese mismo día, a las 20:00, se ha programado la intervención del narrador oral colombiano Reinaldo Ruiz.  Y el domingo 30, a las 11:00, el montaje de  improvisación con adultos ‘Improlandia’.

Un homenaje a la oralidad montubia del Guayas se brinda hoy en el Centro Cultural Simón Bolívar (antiguo MAAC Cine), en el  marco del VI Encuentro Internacional de Narradores Orales Un cerro de cuentos, inaugurado ayer.

Allí participarán Pepe Carpio, Tulita Chávez y Gastón Freire, narradores del cantón Salitre, dirigidos por Raymundo Zambrano, productor de Un cerro de cuentos.
En la actividad, ellos contarán cuentos en forma de versos. Es la primera vez que estos tres narradores campesinos participan en Un cerro de cuentos. 
El talento de los rurales fue  descubierto por Ángela Arboleda, directora del encuentro narrativo, mediante una investigación a campesinos que conocieran sobre las tradiciones del cantón guayasense.
Tulita es una cuenta versos, Pepe es cronista de los aconteceres de su recinto y los transforma en versos, mientras que Gastón es un agricultor al que le gusta ofrecer poesía.


Antes de su participación se proyectará el documental El lugar de las ciruelas, dirigido y producido por  Pedro Intriago y Andrea Crespo. Esta jornada se iniciará a las 20:00 y la entrada cuesta $ 5.

Durante el acto inaugural de ayer  se realizó un paseo  por un barrio del cerro Santa Ana (frente a Plaza Colón). Allí se recorrieron  Las cuatro estaciones, como se denomina a cuatro  puntos destacados del sector: Glorieta del Divino Niño, Plazoleta, Tienda Titi y Callejón San Vicente. Los narradores orales Carpio, Chávez, Freire y Zambrano se ubicaron en estos sitios para compartir sus cuentos al público.





Los montubios no solo son habilidosos con la palabra. También son expertos en el adiestramiento de los caballos y en el uso de la cuerda. Foto: César MeraGuachapelí, comunidad del cantón Salitre (Guayas). Una de sus principales actividades es la cosecha de la caña. Foto: César MeraUn Cerro de Cuentos. Los oradores cuentan sus historias en esta festival desde 2004. Foto: César MeraÁngela Arboleda Jiménez. Guayaquileña de 45 años. Licenciada en Comunicación Social, en Publicidad y Mercadotecnia. Tiene un posgrado en Gestión Cultural por la Universidad Internacional de Cataluña. Foto: César Mera
Su ‘saca’ real majestad, Juan Bobo, el tío tigre y el tío conejo son algunos de los personajes de las historias de los montubios. Detrás de los cuentos y los versos están presentes los saberes de este grupo que en su mayoría se dedica a la agricultura en la Costa.
Pero por el crecimiento de las ciudades, esa forma de narrar está perdiendo espacio y su acento característico. Por eso, Ángela Arboleda Jiménez, de 45 años, volvió a sus orígenes. Regresó su oído a su abuelo materno y a los que vivían en Guachapelí, perteneciente al cantón Salitre, provincia del Guayas. Su ruta continuó a otras comunidades.
Así, en 2004 creó el espacio “Un cerro de cuentos” en Guayaquil para que se mantenga vigente la oralidad de este grupo conformado por más de un millón de personas que se auto identifica como montubios. Según el Censo de Población de 2010, el 88 por ciento vive en las provincias de Guayas, Manabí y Los Ríos.
¿Cuál es el vínculo de los montubios con la oralidad?
La oralidad es la esencia de su día a día, es su escuela. Es su forma de comunicar su identidad y sus saberes. Al ser un grupo que se desarrolló con el mestizaje y al estar cerca de las zonas urbanas ha perdido mucho de las características de su cultura. Sin embargo, ese juego de palabras o esos cuentos medio irreverentes son una forma de resistencia y de sostenerse como una comunidad distinta.
¿De qué forma son irreverentes?
En los cuentos se refieren al rey como “su saca real majestad”. Queda como una frase de respeto. Pero en realidad está diciendo: usted que nos quita el dinero.
¿Qué otras historias son las que se cuentan?
Una es la de Juan Bobo, quien con inteligencia o picardía vence al rey. A través del cuento las comunidades han expresado su derecho de ganarle al poder o darse el lujo de burlarse. Esos cuentos muestran que con inteligencia es posible cambiar las cosas. Otra es la del tío conejo, quien es más listo y vence al tío tigre. Con esta historia están enseñando que al que quiere ser sapo o sabido se lo puede vencer siendo más inteligente y noble.
¿En qué consiste el juego de palabras?
Es esa facilidad que ellos tienen para el verso, para el dicho. Ellos son muy espontáneos. En cualquier momento le pueden hacer una broma, inventar un amorfino, un verso o un sobrenombre.
¿Qué logran con sus narraciones?
En su vida cotidiana, a través de este sentido del humor, de la broma, del juego, tienen una vida más tranquila. No están amargados y resuelven las cosas conversando.
¿Cómo es la forma de ser de los montubios?
Ellos reciben a todo el mundo. Esa es una de sus características. “Qué anda haciendo por acá”, preguntan enseguida. Pero en algunos lugares más cercanos a las ciudades son más desconfiados.
¿Se diferencian de los juglares?
En nuestras comunidades, la persona que conserva las historias está en ese lugar y no se mueve. Mientras que para el juglar parte de su mundo era el viaje. Sin embargo, los cuentos son los que pasan de pueblo en pueblo.
¿En las historias que se escuchan en la Costa hay una filosofía de vida?
Hay un dicho que en Manabí se dice: “Ser pobre es cosa de Dios, ser pendejo es cosa de vos”. Detrás de esa expresión hay una forma de ver el mundo. Lastimosamente no todos han considerado estos dichos y esta sabiduría popular como algo digno de estudio. Hay investigaciones del Archivo Histórico, de Justino Cornejo, pero en la historia oficial que se enseña en las escuelas no se le da el suficiente espacio o queda como algo pintoresco: los niños repitiendo amorfinos.
¿Qué pasa con el acento?
El acento auténtico se está perdiendo. Muy pocos jóvenes están interesados en mantener esa habilidad con la palabra. Más bien se avergüenzan de esa forma de hablar.
¿Se está perdiendo ese legado?
Es muy posible que en algunos lugares no haya podido conocer a muchos ancianos para grabarlos y se haya perdido esa información. Muchos de los que he ido conociendo estaban muy viejitos.
¿Ha notado que hay prejuicios a su forma de expresarse?
Siempre tenemos esta visión de superioridad porque sabemos leer y escribir o porque eres urbano. Simplemente somos diferentes. Ellos tienen una forma de vida, nosotros otra. No hay superioridad. Cada quien con lo suyo. En ese pretexto les hemos negado la posibilidad de sostener una vida digna. Obviamente deben tener acceso a la educación, pero con respeto a su forma de ver el mundo, a no ser objeto de burla ni humillación.
¿Qué podemos hacer?
Los montubios y todo el mundo no deben olvidar. Si no tienes realmente la certeza de quién eres, no puedes construir un camino.

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